Desde que se destapó la cloaca de corrupción de Iñaki Urdangarín, no ha habido paz para el rey Juan Carlos I. La opinión pública cuestiona a la Corona española hasta tocar la palabra "abdicación".
Alguna vez, el rey Juan Carlos I fue la figura más querida de España. De la misma manera, en un reconocimiento público en Latinoamérica, región que colonizara la España Imperial de los Aragón, el monarca era cariñosamente llamado por los diplomáticos en discursos oficiales como "El rey de toda Hispanoamérica".
Entonces, nadie se imaginaría que diez años más tarde algunos lo cuestionarían y pedirían su abdicación. Recientemente, el diario El País, el más influyente de habla hispana, se atrevió a publicar lo que llevaban semanas escribiendo medios internacionales de la trascendencia de The Guardian, del Reino Unido, Der Spiegel, de Alemania, El Clarín, de Argentina, y The New York Times, de Estados Unidos: la Corona española está en tela de juicio en medio de la crisis económica más grave que ha tenido esta nación en su historia moderna.
Los millones que cuesta la Corona
Los antimonárquicos se preguntan por qué el pueblo en crisis no exige la abolición de una casa real que les cuesta más de 50 millones de euros anuales. De acuerdo con información de la televisora La Sexta, esos 50 millones no incluyen "las partidas que dedica el Ministerio de Interior o el de Defensa a Seguridad, o el de Hacienda a los vehículos de la Casa Real porque a esos datos no es posible acceder"; tampoco los gastos personales de sus miembros; "en realidad nadie sabe cuánto gasta la reina en peluquería o la princesa en vestidos", expone La Sexta.
Aun cuando el presidente Mariano Rajoy (otro hombre vilipendiado por corrupción y cuestionado por incompetente, tildado de dinosaurio de los tiempos inmemoriales de la derecha española de los años 80) redujo 3 por ciento sus "ingresos reales" y ha defendido a la familia real, toda Europa tiene los ojos sobre los Borbones.
El propio diario El País publicó en dicho artículo lanzado en marzo, que la realeza debe ser "sinónimo de unidad e identidad, de historia y cultura"; esos mismos argumentos los ensalza la página oficial de la Casa Real Británica, cuyo poder histórico y económico es comparable al mediático y turístico. La Corona Real Inglesa es respaldada por la reina Isabel II, intocable para su pueblo aun con los escándalos y sospechas que la rodearon tras la muerte de la princesa Diana de Gales.
Un rey malhumorado
En España la cosa es distinta. Durante décadas se mantuvo como leyenda urbana el suceso del asesinato imprudencial de Alfonso, el hermano del rey, cuando Juan Carlos le disparó accidentalmente con un revólver. Con el tiempo esto se confirmó. La prensa del corazón también tapó sus deslices y sus escapadas de Palacio en moto, escoltado por la guardia real, para pasear por las calles de Madrid.
Ahora nadie lo respalda. Su primer aviso llegó cuando calló a Hugo Chávez en la Cumbre de Iberoamérica del 2005. El famoso "¡Por qué no te callas!" dejó ver a un rey intolerante. Ofreció disculpas, se encontró con Chávez y hasta le regaló una camiseta con la frase, que se comercializó por toda España. Segundo aviso: Se peleó con la prensa en febrero de 2011 cuando fue operado del riñón. "A ustedes lo que les gustaría es que la palmara (me muriera). ¡Buitres!".
Nunca se le había visto así. Tercer aviso: El escándalo Urdangarín. Si bien mantuvo a su yerno fuera de los actos públicos, los medios nacionales comenzaron a investigar que todo el caso de corrupción se fraguó en el Palacio de la Zarzuela con el consentimiento, o al menos con la "vista gorda" del rey.